lunes, 7 de diciembre de 2015

RESEÑA DE PIES DESCALZOS, EL EXCEPCIONAL MANGA DE KEIJI NAKAZAWA

PIES DESCALZOS, de Keiji Nakazawa (1973), por Frog2000

Los dos referentes más importantes que trocaron a Keiji Nakazawa en mangaka fueron su padre, artista fallecido en el mismo ataque a Japón en el que también expiraron el hermano y la hermana del creador de "Pies Descalzos" y que a punto estuvo también de acabar con su vida, y Osamu Tezuka. Nacido en Hiroshima en 1939, cuando cayó la bomba atómica norteamericana Keiji Nakazawa tenía seis años y se encontraba en su ciudad natal a escasa distancia de la zona cero del impacto que la arrasó. El autor sobrevivió milagrosamente, y a pesar de que durante su infancia conoció un infierno de precariedad y miseria, tuvo el tesón suficiente como para seguir adelante y terminar convirtiéndose en artista mientras se ganaba la vida en ocupaciones que poco tendrían que ver con el oficio de su vida. Pronto empezó a crear manga a tiempo completo para una editorial de Tokyo, trabajando en historietas de deportes y aventura durante años. Entre unas y otras, creó la ficción en tebeo titulada "Kuroi Ame ni Utarete" ["Golpeado por la lluvia negra"] donde relataba cómo se ganaba la vida la gente en una economía casi exclusivamente basada en el mercado negro después de un gran desastre, hasta que cierto día su editor le propuso que escribiese algo más sobre su propia experiencia durante el bombardeo. El resultado fue un corto pero sustancioso tebeo titulado Ore Wa Mita ["Yo lo vi"], tan enjundioso que facilitó que el editor diese vía libre al autor para que contara su experiencia sin límite de espacio, que este relató en su obra Hadashi No Gen [Barefoot No Gen, que será publicado por Mondadori como Pies Descalzos en cuatro tomos, aunque tuvo una edición anterior en siete por parte de Otakuland con el nombre de "Hiroshima".] El manga, serializado en la popular revista Shonen Jump entre 1973 y 1974, relataba de forma sincera la vida de Nakazawa antes, durante y después del bombardeo a través del joven personaje trasunto del autor llamado Gen. "Pies Descalzos", que también se ha convertido en anime, es un fresco sobre el horror inabarcable (porque ¿tiene lógica convertir fríamente en cifras un acto vergonzoso como el asesinato de 166.000 personas en Hiroshima y de 80.000 en Nagasaki?), un recordatorio imprescindible de lo que los humanos somos capaces de hacernos unos a otros sin que como especie tengamos reparo alguno al ensañamiento más terrible con tal de conseguir nuestros objetivos. Por suerte, aquí estamos hablando de un autor con el instinto suficiente como para que los momentos de ternura y solidaridad también se filtren en su obra, dejando respirar al lector. Porque esta historia no es uno de esos mangas con los que asombrarnos occidentalmente de lo crueles que son los japoneses y de los giros retorcidos que son capaces de dar en sus epatantes argumentos, sino un alegato a favor de la paz mucho más que bienintencionado, una obra poderosa cercana a lo filosófico capaz de conseguir que cualquiera que se someta a la experiencia de su lectura acabe siendo una persona diferente, mejor.

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