lunes, 21 de marzo de 2016

LOVE LETTER, reseñado por Matt Carlson

LOVE LETTER, reseña de Matt Carlson para OPINIONATED GAMERS, 2013. Traducido por Frog2000.

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Dieciséis cartas, algunos dados de color rojo y de 2 a 4 jugadores, la verdad es que un juego no puede ser mucho más sencillo que LOVE LETTER.

No sé si existirán muchos más juegos que dispongan de tantas interacciones interesantes con tan pocos componentes. En LOVE LETTER los jugadores intentan entregar una Carta de Amor a la princesa, que está completamente deprimida tras la muerte de la Reina. Las cartas sobre la mesa representan a varios miembros de la Corte. Los jugadores comienzan con una carta, eligen otra más y luego se juegan una de las dos durante su turno. Al final de la jugada, el miembro de la Corte con la carta más alta será el que le lleve tu carta de amor a la princesa. El jugador cuya carta tenga más valor es el que gana el turno y el primero que gane cierto número de turnos (que dependerán del número de jugadores) ganará el juego. En un primer vistazo parece que este es un juego en el que sencillamente hay que tener mucha suerte, pero rápidamente se convierte en un juego deductivo gracias a las acciones especiales que concede jugar cada carta. Es un juego rápido, divertido, se puede llevar encima ¡e incluso es barato! Este es el juego quintaesencial para llevar siempre encima y que puedes jugar mientras esperas en la mesa de un bar ¡y probablemente mientras estás esperando haciendo cola! La única limitación que tiene es que para jugarlo solo se necesitan entre dos y cuatro jugadores.

El juego es los suficientemente pequeño como para que esencialmente sea lo que decíamos al principio del artículo: sencillo. Sin embargo será necesario aprenderse bien algunas de las acciones facilitadas por las cartas. El mazo de cartas consiste en algunas cartas que tienen mucho valor (8, 7 y 6), dos cartas de valor mediano (entre 5 y 2) y cinco cartas de valor de 1 punto. Cada carta tiene su propio nombre (una de ellas, por ejemplo, se llama "El Guardián"), pero mejor será que empecemos por el valor de las cartas. Las cartas han sido inteligentemente diseñadas para producir algunas acciones que hacen que el juego se convierta en algo tremendamente interesante. Por ejemplo, la Princesa de nivel 8 es una carta que gana la partida de forma automática, pero si la descartas por algún motivo, inmediatamente perderás tu turno. Esto significa que si alguien se juega una Princesa de valor 5 (y el jugador la descarta durante su turno) o un humilde Guardia de valor 1 (si quieres, puedes aludir a uno de los jugadores para intentar adivinar cuál es su carta, y si la aciertas anularás su turno) te podrán eliminar dicha carta de potente valor de 8 desde el principio. En caso de necesidad hay un Rey de valor 6 que le permite al jugador comerciar abiertamente durante su turno. 

Otras cartas buscan otorgar información: por ejemplo, El Clérigo de valor 2 te permite ver una de las manos, mientras que El Barón de valor 3 hace que se celebre una competición entre tu mano y la de otro jugador, con el resultado de que la carta de valor más bajo será eliminada de la ronda. Ser propietario de una Condesa de valor 7 es sin duda algo magnífico, pero si alguna vez te haces con un Rey de 6 o una Princesa de 5 te verás obligado a desprenderte de ella. Eso no sólo te dejará con cartas de menor valor, sino que les dejará claro al resto de jugadores que lo más probable es que seas el dueño de un Rey o de un Príncipe. La única defensa del jugador será la carta llamada Doncella, que hace que un jugador sea inmune a cualquier "ataque" durante un único turno.

Usar las cartas de forma astuta y deducir sabiamente las del resto de jugadores es lo que convierte al juego en uno tan divertido como intenso (aunque bastante corto). Mientras que disponer de una carta de alto nivel (producto del azar durante el reparto) facilita mucho las cosas, resulta incluso más importante jugar con habilidad. He visto buenas jugadas con cartas de valor 3, así como otras donde todo el mundo fue eliminado por completo durante uno de los turnos. Para mantener funcionando el componente deductivo, una de las cartas deberá ser eliminada secretamente del juego antes de comenzar la partida, algo que hará que todo el mundo dude y no tenga la total seguridad de cuál puede ser la carta perdida. 

A pesar de ello, o quizás debido al pequeño tamaño del juego, Love Letter tiene mucha clase, ya que sus componentes vienen incluidos en una pequeña y bonita bolsa de terciopelo rojo, fácil de llevar encima en uno de tus bolsillos [Nota: en la última versión viene en una cajita normal]. Es otra forma de que los novatos puedan aficionarse. Me gusta su portabilidad, y aunque el juego no sea demasiado profundo, lo parecerá cuando eches un vistazo al tiempo que has invertido en él. Incluso una jugada completa dura menos de los 20 minutos. Si van a jugar entre 5 a 6 jugadores se le puede incluso encontrar un uso para cualquier situación social (rara vez me he encontrado fuera de casa entre un grupo compuesto por cuatro personas o menos), pero he de admitir que cuantos más jugadores se encuentren disponibles, el juego puede ralentizarse o depender mucho más de la aleatoriedad.

Tal y como es Love Letter, lo calificaría con un "me gusta". Funciona como se supone que tiene que funcionar (es un juego divertido y rápido con cierta profundidad), y me gustan los juegos de este tipo. Definitivamente es uno de los mejores juegos para tener a mano en muchas situaciones. Sin embargo, no es que esté en un escalón superior al "¡me encanta!", pero se queda bastante cerca.

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