Reseña realizada para el facebook de Gotham Central por Félix Frog2000.
Lo último de Hill es un tebeo publicado en nuestro país por Planeta y en Estados Unidos por IDW, la casa especializada en hacer que lo pasemos mal. A pesar de ser una historia auto-contenida (que no auto-conclusiva, porque aquí hay chicha como para generar una caudalosa saga, por mucho que todas las tramas aparenten quedar atadas y bien atadas), en Wraith (Espectro) asistimos a una expansión de "NOS4A2", la tercera novela del autor. En realidad la obra intenta convertir la repulsiva historia de Charles Manx, personaje de la novela, en mitología. Wraith también es un relato que oscila entre el thriller repleto de psychos de cuchillo fácil, el terror con niños alborotados que pudimos ver en sagas como la de "Los chicos del Maíz" o en "¿Quién puede matar a un niño?", y la fantasía extraña que tanto se cultivó a principios del S. XX en las maravillosas peripecias de Little Nemo en Slumberland o las no menos arrolladoras que se pueden leer en "Alicia A Través Del Espejo". Lo mejor es que semejante mejunje funciona no solo gracias al guión, sino que tiene mucho que ver el toque onírico proporcionado por el dibujo de Charles Paul Wilson III, que extrae ingeniosas pepitas del estilo del maestro Guy Davis. La trama navega con buen pulso durante los primeros tramos y cuando parece que va a embarrancar en terreno conocido, un arriesgado golpe de timón facilita un nudo y una resolución satisfactorias a través de la confluencia de todos los hilos argumentales en "Christmasland", una tierra prometida para la juventud mucho más salvaje de lo que el Nunca Jamás de J. M. Barrie se atrevió alguna vez a ser. En ocasiones, los argumentos de Joe Hill recuerdan las mismas filias que tiene su padre, por ejemplo, con los coches (el Rolls Royce que da título al tebeo puede considerarse como uno más de los protagonistas), al igual que la manada de cabronazos deslenguados que plagan los recovecos de la historia y que van metiéndose en cintura unos a otros. Aquí hay muy poco espacio para los héroes, y cuando estos aparecen no es que precisamente aparenten ser de una sola pieza. Lo primero en lo que pensé nada más acabar el tomo fue que necesitaba seguir más tiempo dentro de esa realidad, porque a pesar del denso -que no aburrido- guión, la excursión se me había hecho corta. Afortunadamente aún no sabía que existía la novela. Creo que seguiré consumiendo todo lo que haga Joe Hill independientemente del formato que elija para expresarse, pero estoy bastante seguro de que para este moderno autor, por continuar con los paralelismos con su famoso viejo, el medio del cómic es uno de los más sofisticados a la hora de narrar historias asentadas firmemente en el entretenimiento inteligente sin tener que renunciar a los géneros y temáticas populares.
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