miércoles, 20 de julio de 2016

ASILO ARKHAM: UN LUGAR SENSATO EN UNA TIERRA SENSATA

Nuestro nuevo colaborador, Lazarus, analiza en su sección Llegando Tarde una de las obras más prominentes de los ochenta. ECC acaba de anunciar su reedición para principios de agosto.

Corría el año 1989. Dos años antes acababan de aparecer las dos obras que definirían lo novedoso en el cómic americano. Por un lado, Frank Miller había publicado El Retorno del Caballero Oscuro, convirtiendo al Caballero de la Noche en todo un símbolo, en alguien serio, con una narrativa mucho más precisa, oscura y violenta. Por otro, Alan Moore junto a Dave Gibbons habían acometido Watchmen, dejando claro que las historias de superhéroes podían ser serias sin elementos como el terror y la violencia, redefiniendo el género ya no solo desde la perspectiva de un gran icono, sino desde cero, con una historia original y dolorosa a partes iguales en la que seres caídos en desgracia simbolizaban a los superhéroes que ya conocíamos. Y entonces, en ese mismo año de 1989, aparecía la adaptación de Batman de Tim Burton. Si los cómics se habían atrevido a tratar en serio al personaje, ahora también lo hacía la gran pantalla. El personaje ya no era un bobo en mallas que luchaba contra personajes estúpidos. Ahora la gente lo tomaba en serio.

Fue esta seriedad la que hizo que en ese año, en 1989, Grant Morrison y Dave Mckean encontraran su oportunidad, quizá ni siquiera buscada, para crear una de las obras más oscuras y visualmente atractivas del mundo del cómic. Todo en él era distinto. Desde su formato, pues salió en tapa dura desde el principio, hasta la perspectiva abordada. Esta obra no oculta sus intenciones en ningún momento. Es un thriller psicológico, ambicioso, y con un apartado visual que no glorifica nada salvo la oscuridad.

Podemos decir que sin duda el dibujo triunfa sobre el guión, ya que es éste el que llama la atención de forma aplastante y no al revés como venía sucediendo por regla general. Antes de este cómic el dibujo parecía estar siempre subordinado a los guiones. El guión marcaba la diferencia, ya que el dibujo era más bien la representación del mismo. Miller intentó darle una relevancia similar a guión y dibujo, introduciendo páginas a todo color en las que aparecía el héroe como eje central de la viñeta. Aquí literalmente Mckean crea una anarquía de paneles, planos, colores y estilos que resulta muy difícil de igualar. En esta obra encontraremos "collage", expresionismo, surrealismo… a partes casi iguales. Además, estos elementos se utilizarán dependiendo de la situación, de las emociones de los personajes, etcétera. También cabe destacar que el dibujo de cada viñeta nos muestra reflejos del alma de los personajes. Para mi gusto, los ejemplos más relevantes están reflejados en los dos personajes protagonistas: Amadeus Arkham y Batman. La imagen de Amadeus se va deteriorando a medida que nos vamos adentrando progresivamente en su pesadilla, en su subconsciente. Y en cambio Batman no está representado como un héroe, sino como un monstruo. La mayor parte del tiempo no podemos distinguirle los ojos, expresiones o rasgos humanos. Según el dibujo de Dave Mckean, Batman perfectamente podría no ser humano. Esto hace que Batman se parezca mucho más a los villanos de esta obra, quienes tampoco terminan de parecer humanos. Son más bien reflejos de su alma, sus rincones más oscuros. No hay un solo rasgo cómico en el dibujo, cosa que antes podía o no parecernos en determinados personajes. Aquí no te vas a reír del Sombrerero Loco, ni de Clayface, ni siquiera (de este último segurísimo que no) de Killer Croc.

Sin embargo, y aunque el dibujo destaca sobre el guión, no podemos desprestigiar este último, porque sin las ideas de Grant Morrison no hubiera sido posible que Dave Mckean hubiese concebido los horrores que se nos muestran. Morrison simplemente dejó que aquello que él mostraba en el guión fuese retratado a su gusto por Mckean, lo cual no es un menosprecio ni mucho menos, porque gran parte del horror que se nos presenta se debe al guión. La historia de Amadeus Arkham está contada con gran acierto, mostrándolo desde el comienzo como una persona envuelta en el misterio, en el ocultismo, y en los problemas de la mente humana. Morrison hace que se encuentre con personajes tanto ficticios como reales sin que nos parezca extraño. Todos los diálogos dan a entender que no hay ningún personaje del que se pueda afirmar que está cuerdo salvo quizá el comisario Gordon. Una vez dentro del manicomio, las frases de los personajes nos indican que algo marcha mal dentro de ellos. Y para conseguirlo, Morrison se pasó largos periodos sin dormir, encerrándose en sus miedos más profundos y en esa sensación que te transmite la falta de sueño, rozando casi lo chamánico para adentrarse en el subconsciente más enterrado.

En cuanto a los elementos ocultistas podemos ver que ambos autores se compenetran perfectamente para representarlos. La mezcla de elementos de Jung, de Crowley o incluso de los hermanos Quay, es algo que no se podía haber realizado si alguno de los dos hubiese faltado en la mezcla. Le edición de ECC perteneciente a la colección Grandes Autores de Batman dispone además de un guión a continuación de la propia novela gráfica en el cual se nos enseña que había elementos que iban a ser aún más sorprendentes en la historia, pero que fueron cambiados por conveniencia. Quizá se eliminaran para que la historia tuviese mayor gravedad.

Quisiera señalar algo negativo de la obra, pero justamente aquello que puede ser considerado negativo forma parte esencial de la misma. Es una obra oscura, tanto visualmente como a nivel de guión, y muchas de las escenas están representadas en una oscuridad casi total. De hecho, tampoco se puede decir que sea una obra en la que Batman consiga una victoria. Si no te gustan estas dos cosas desde luego esta no es tu obra. Pero si eres amante de Stephen King, de Poe, si te gusta la oscuridad y estas esperando algo distinto a lo ya visto, esta obra está hecha para ti. No es una historia de Batman a la vieja usanza. Es un thriller psicológico oscuro y absorbente. Incluso en algunos momentos, con la ambientación adecuada, puede llegar a perturbar.


Hay obras que coquetean con la oscuridad. Esta obra, en cambio, es la misma oscuridad. Creada en la noche para ser una sombra aterradora de ojos rojos y semblante serio. 

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