lunes, 23 de mayo de 2016

¡HACIA LA MAZMORRA! (UNA RESEÑA DE DUNGEON FIGHTER). PARTE 3 DE 3.

Artículo de Wolfie & Farmer Lenny para Slay The Dragon, 2013. Parte 3 de 3. Parte 1parte 2.
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Dungeon Fighter me parece una maravilla. Y si reflexiono sobre cuál podría ser la razón, cuando pienso en por qué me lo parece, me doy cuenta de que no tiene ningún sentido, al menos para mí. Porque la verdad es que tampoco me atraen demasiado los juegos en los que hay que recorrer mazmorras. Por lo general, me gustan los juegos que disponen de un fuerte componente de estrategia, o al menos aquellos en los que hay que tomar decisiones inteligentes. Por lo general, los juegos en plan más humorístico como Munchkin o Red Dragon Inn normalmente suelen ser divertidos algunas veces, pero no me parecen juegos con los que me voy a divertir lo suficiente como para retomarlos una y otra vez. Y también tengo sentimientos encontrados respecto a los juegos cooperativos.

Por otra parte me gustan mucho los juegos de destreza. Y Dungeon Fighter, en lo más profundo de su concepción, es un juego de habilidad. Un estúpido juego de habilidad con el que resulta muy hilarante jugar.

Curiosamente, creo que lo que hace funcionar a Dungeon Fighter es su aspecto cooperativo. Por lo general no me agradan mucho los juegos cooperativos para jugarlos por la noche (¡seamos competitivos (aunque lo menos peleones posible), por favor, te lo pido!), pero Dungeon Fighter tiene un pase porque resulta casi imposible ganar (al menos con el nivel de habilidad que tenía mi equipo de juego). La abrumadora naturaleza de las tareas que hay que llevar a cabo combinada con el poco miedo a fallar (el mundo no se acaba si se pierde) crea un idiotizado ambiente lúdico y relajado, donde los vítores y los gritos de aliento, así como los dedos señalando al que le toca lanzar son bienvenidos.

La estupidez del juego se confirma en casi todos los componentes de la caja. Las cartas de héroe representan a aventureros ineptos de nombres bastante apropiados (por ejemplo, Randolph, el Ayudante). Los dibujos son bonitos. Los monstruos que aparecen en el juego son enormes (por ejemplo, la Señora Loca de los Gatos), al igual que las armas (por ejemplo, el Gato Empujador; y sí, la verdad es que en el juego aparecen un montón de gatos). Los lanzamientos de dados requeridos a veces son imposibles de realizar, pero siempre resulta divertido ver cómo se intentan. Y la naturaleza cooperativa del juego hace que los participantes cambien sus expectativas: estarás deseando desesperadamente que tus compañeros de equipo logren lo que necesitan, y puede que te quedes debidamente impresionado cuando consigan tener éxito, ya que eso también te puede beneficiar a ti. Se escucharán gemidos colectivos cuando haya que lanzar por debajo de la pierna, o tirar desde debajo de la mesa con los ojos cerrados. Se escucharán muchos aplausos cuando, por arte de magia, tu dado dé en el blanco sobre el tablero.

Si esto aún no te ha convencido de sus bondades, también puedo decirte que Dungeon Fighter es un juego en el que podrás ir cogiendo experiencia. Aunque sean secundarias, todavía hay algunas tácticas que se pueden aprender. Pero finalmente lo que tienes que hacer es lanzar los dados y esperar a que aterricen donde necesites. No hay ninguna estrategia significativa en ello. El equipo es mejor o peor según las habilidades que tienen los jugadores, y la idea del juego es darles a los jugadores una historia que contar una vez que el juego se haya terminado. A pesar de todo esto, yo no diría que sea un juego "festivo". Hay que planear las cosas un poco, y también existen ciertas reglas, y estas reglas lleva algún tiempo explicarlas. No es un juego ideal para todo tipo de grupos, y probablemente no te gustaría jugarlo con más de cuatro jugadores (ya que entonces no te tocarán demasiadas jugadas, aunque ver tirar los dados a los demás casi es tan divertido como tirarlos uno mismo).

Algunas palabras sobre los materiales que pueden encontrarse dentro de la caja: los dados son muy chulos, y todas las cartas y el tablero del juego son de alta calidad. Los dados tienen bordes redondeados y deberían funcionar bien en la mayoría de los terrenos de juego. (Y deberías tener en cuenta las diferencias entre una mesa y otra cuando hablamos de “terrenos de juego”.) El tablero está muy bien, y el juego tiene una buena apariencia una vez está presentado en la mesa. Jugué por primera vez en la Gen Con de este año, y había un montón de personas alrededor que se habían parado para observarnos (cosa que, dado nuestro nivel de habilidad, resultó un poco embarazoso).

Para bien o para mal es de ese tipo de juegos. En lo único que puede fallar un poco es en su libro de reglas. El libro de reglas no está demasiado bien organizado, y hay varios casos descritos en él que ciertamente pueden resultar ambiguos (como ya ha mencionado Wolfie antes, aunque exista algún problema más que el de preguntarte cómo se podrían combinar ciertos lanzamientos.) Para un juego que no está destinado a ser tomado en serio, las reglas son más difíciles de analizar de lo que me gustaría, aunque no resulte una tarea tan imposible y el juego valga mucho la pena. Los jugadores no deberían intentar tomárselo demasiado en serio, porque con idear algunas reglas caseras todo quedará arreglado.

Además, cuando un jugador muere, él o ella pueden resucitar, pero con una cicatriz que reducirá permanentemente los puntos de vida y que inhabilitará una de las habilidades especiales de los héroes.

Dungeon Fighter es difícil, incluso en su configuración más sencilla. Pero se supone que debe serlo (por lo que las normas prevén la ampliación de la dificultad según va mejorando el grupo de juego. El mío no lo ha hecho todavía, así que seguimos jugando en la modalidad más simple.) Si los objetivos no fuesen tan difíciles, no habría espacio para las fiestas estridentes que se producen de vez en cuando al jugarlo, y después de lanzar trece veces finalmente puede que seas capaz de acertar en el blanco.

Dungeon Fighter no es para todo el mundo. Me sorprende incluso que me guste a mí tanto como lo hace. Pero si lo que buscas es un juego divertido y estúpido con el que jugar con tus amigos, Dungeon Fighter podría ser el juego que estabas buscando. Resulta divertido lanzar los dados sobre el tablero, y también resulta divertido embarcarse en una misión inútil junto con tus amigos. Y especialmente resulta divertido ver a tus amigos intentando lanzar estúpidos tiros con efecto, al igual que lo es que lo hagas tú mismo.

Ah, y en realidad fue culpa de Wolfie que perdiésemos contra Dungeon el Dragón. Porque su última tirada fue de vergüenza absoluta.

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